El disparate

DESENGAÑO, 8 (Gran Vía)  Precio: 15-20 €
Viernes y sábados abren ininterrumpidamente de 13:30 a 2:00.

Complicado lo de tomarle el pulso a Triball. Estás un sábado entero por allí y te pones al día, sí; pero como te despistes dos fines de semana seguidos por La Latina, Salamanca o Chueca, de repente sacan de la chistera dos o tres novedades. Una de ellas, este Disparate, un local amplio, sin lujos en la decoración, con paredes de color chicle y una carta entre multicultural y desenfadada, de marcado acento mexicano que responde bien a la clásica quedada para cenar antes de un musical en la vecina Gran Vía. Se come bien y se bebe mejor. Así, según os sentéis podéis pedir unos nachos con guacamole- de acuerdo, son lo típico, pero es una de sus especialidades- y acompañarlos de un mojito o una cerveza Alhambra tostada. Después, apetece una ensalada –resultona la templada de jamón-, un alambre de ternera con queso y abundantes tortillas de maíz y un rulo de pavo con bacon y espinacas, que les queda muy sabroso.


El ambiente. Muy variado. Según avanza la noche, fauna tribalera que da con sus huesos en las decoradas mesas para zamparse unos tacos al pastor con una Negra Modelo.
La carta. De una “cantina mex-med”: mezcla lo puritito mexicano con lo mediterráneo, con ensaladas y platos como el de pavo con queso Gouda.
Para beber. Desde cócteles tradicionales hasta cervezas españolas y mexicanas, rubias, tostadas o negras.

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